cuando hay inspiración...

"...miss. Geishy?"
Este nombre es el secreto de una Gala... un buen ejemplo de cómo una metedura de pata puede desembocar en una buena idea y convertirse de repente en un error muy original...

Gracias...
por detenerte y disfrutar de lo que hago...

DON PIO Y DOÑA PERIQUITA: una historia de amor

Hacía ya un tiempo que Don Pío sobrevolaba el Parque del Cierzo cuando volvía del trabajo. Todos los días cuando por allí pasaba, le llamaba la atención el bello plumaje blanco de una bonita periquita que dulcemente bordaba en la rama de un ciruelo.

Después de mucho dudar, un día, por fin, tras un cruce de miradas se decidió a parar en la misma rama de aquel mismo ciruelo.
“Buenas tardes periquita”
Ella tímida donde las hubiera, apenas levantó los ojos de su labor y respondió.
“Buenas tardes Don Pío”
“¿me  conoces?” Se sorprendió el joven pájaro, el cual se había percatado de que aquella periquita no sólo tenía un bello plumaje sino que también su carita y pico eran de lo más sensual.
“Bueno…, sí … si que te conozco… mi prima Lola la Lora me ha hablado mucho de ti”

Así es, Lola la Lora conocía a Don Pío muy bien. Ella trabajaba  en el mercado y Don Pío todos los jueves iba a por su media docena de uva blanca. Ella siempre le hablaba de su prima Pepa la Periquita, le contaba que era muy guapa, dulce y delicada, muy trabajadora y que bordaba como ninguna otra pájara del pueblo y sin necesidad de bastidor. Don Pío de tanto oír hablar de Pepa la Periquita, se había hecho una ilusión tan tan grande, que decidió no salir con ninguna otra pájara hasta no conseguir una cita con Pepa, la prima de Lola la Lora. Consiguió su número de teléfono, pero ésta siempre le daba calabazas, menos mal que Don Pío era tozudo como ninguno en el pueblo e insistía una y otra vez… y siempre con la misma ilusión.
“Lo siento Don Pío, hoy debo terminar de bordar 3 pañuelos  para mi vecina que se casa…”
“Lo siento pero hoy tengo dolor de alas….”
“Lo siento pero debo cuidar de mi hermanito pequeño…”
Así eran las escusas que ponía Pepa la Periquita cada vez que Don Pío le invitaba a pasear.

Pero Don Pío empezó a sumirse en una profunda duda… no comía y no dormía… y hasta dejó de ir los jueves al mercado. En el pueblo decían las vecinas que el corazón de Don Pío estaba partido…. Y él sabía que era verdad: por un lado, soñaba con conocer a Pepa la Periquita… y por otro, le encantaba aquella bonita periquita de bello plumaje blanco que bordaba en la rama del ciruelo.

Una tarde a mediados de octubre, cuando todavía olía a pimientos asados por las calles del pueblo, Don Pío no pudo aguantar más. Justo cuando pasaba por los ciruelos del Paseo del Cierzo, se dio cuenta de que la pajarita de bello plumaje levantó la cabeza de su labor y sus miradas se cruzaron.

Tan penetrante fue aquel instante que pareció que el tiempo se quedó helado…
Y cuando el tiempo se desheló, el pájaro tuvo que hacer un pequeño revoloteo porque casi cae en picado del frenazo que pegó, retrocediendo un par de medios metros hasta posarse en la rama del ciruelo.
“Buenas tardes periquita”

Tímida donde las hubiera, la periquita del ciruelo apenas levantó los ojos de su labor y respondió sonrojada.
“Buenas tardes Don Pío”

“¿¿¿me  conoces???” Se sorprendió el joven pájaro, mientras observaba impresionado lo bonita que era al mirarla de cerca.
“Bueno…, sí … si que te conozco… mi prima Lola la Lora me ha hablado mucho de ti.”
“No puede ser!!!, eres Pepa???
“Si.. Don Pío, soy yo…”
“No puede ser!!!… eres Pepa la Periquita la prima de Lola la Lora, la misma que vende uvas blancas en el mercado?”
“Sí.. Sí Don Pío, soy yo…”
“Pero yo… yo necesitaba conocerte Pepa… he soñado contigo cada noche durante 9 meses, desde el primer día que oí hablar de ti!!!”
“Lo siento…”
“Te he querido sin verte, te he besado en mis sueños sabiendo que serías la más bella del paseo, y me enamoré de tu voz a pesar de oir sólo calabazas…”
“Lo siento de verdad Don Pío…”
“Pepa,  yo… yo… no he podido esperar más… me enamoró tu plumaje y tu belleza desde lo alto… no aguantaba más y la curiosidad por conocerte me ha obligado a parar”
“…siento tanto la espera don Pio… lo siento de verdad ...pero es que…”
“No hay peros, manzanos ni ciruelos Pepa Periquita. ¿Tú me quieres?”
“Si Don Pío, yo te quiero…”- y Pepa rompió a llorar de la emoción- “te quiero desde el primer día que mi prima me dijo que un pájaro fue un jueves al mercado a comprar media docena de uvas… hace 9 meses ya…  sí que te quiero… y lo siento Don Pío… me podrás perdonar?” – se disculpaba la pajarita con lágrimas en los ojos.

“Pues claro Pepa!!! ¿Cómo no te voy a perdonar? Entonces… me concedes un paseo hasta el Pirulí Azul del Parque de los Aromas? dicen que allí huele a tomillo, a lavanda y a romero, dicen que desde allí se ven muy bien las estrellas y que siempre parece primavera.”
“Pues claro Don Pío, me muero por ese paseo…”

Y los dos pajaritos locamente enamorados juntaron sus alas y volaron hasta el Parque de los Aromas donde siempre parecía  primavera.
… y fue tan bello aquel momento que la única forma de detenerlo… fue el silencio…