Así que aquí estamos con una nueva remesa de collarcitos. Estos vienen diferentes. Ya que en ellos hemos combinado las piezas geométricas con otras de diferentes materiales que tenía yo por ahí en mi baúl de los recuerdos y que un día haciendo limpieza descubrí y fue como encontrar un gran tesoro. Estos collares cuestan un poquito más, en lugar de 10 euros, 12 euros, porque muchas de esas piezas son imposibles de volver a conseguir. Me da hasta cierta pena desprenderme de ellos, pero claro yo no los puedo llevar todos...
Bueno, al grano, recordarás que mis collares llevan nombre de mujer, verdad?
Y concretamente éstos, ni más ni menos, son unos collares homenaje a !!!LAS VECINAS!!!.
¿A las vecinas? Sí, a mis vecinas del pueblo.
Estos días de navidades que son de volver a casa madre y de recordar las tradiciones de siempre, de reecontrarte con la familia y también con las vecinas, me ha hecho pensar en ellas...
Son mujeres especiales... yo me refiero a esas vecinas de toda la vida, las de la calle que nos vió crecer... porque entonces parábamos más en la calle que en casa.... esas vecinas están en peligro de extinción... ellas eran diferentes a las de hoy en día. Ellas no tenían estrés, salían tranquilas con su delantal y en zapatillas de casa a por el pan . Pero no iban a la tienda, no, el panadero en su furgoneta era el que iba por las calles... era conocido como "El Grillo" , y también, era el panadero de toda la vida... hasta que tuvo que dejar el negocio, claro.
Las vecinas cogían el pan, que entonces era como mucho de dos tipos, el hueco y el macerado. Luego llegó el romano y ya por fin la baguette... y a partir de aquí, ir a la panadería requiere casi un máster por lo menos en harinas.... pues eso, cogían el pan y echaban la hablada, alertadas quizás por la comida que tenían en el fuego... sus comidas eran de las de bloh bloh bloh, las que se cocinan poco a poco durante toooooda la mañana.
Mis vecinas, La Maruchi, La Jose, La Josefina, La Paqui, La Luisa, La Milagritos.... (ves, a que los nombres también son distintos?... ya no hay maruchis ni milagritos, una pena) las recuerdo limpiando la casa con la puerta abierta de la calle, cantando jotas y rancheras a pleno pulmón, te diría que hasta se picaban a veces entre ellas, auténticas y genuinas. Aparcaban la escoba y la fregona en el portal y se ponían trapos en los pies para sacar brillo al suelo... y es que con ese movimiento ellas no necesitaban zumbas ni stretchings... el día les daba para mucho, pero sin prisas, y sus casas siempre estaban limpias como una patena.
Ellas llevaban el control de la casa, de los hijos, de los abuelos que también vivían en casa, compraban la ropa al marido para que se la probara en casa y todo estaba bajo control, no como ahora... todo patas arriba (vale, yo hablaré por mi)... no conocían la legunbre de bote, ni congelados, ni robots de cocina y mucho menos la Roomba!! No tenían internet, repito NO TENÍAN INTERNET, así que no compraban online y podían vivir sin Amazon y sin Zara. Tampoco miraban recetas en blogs de cocina, y la tele sólo tenía dos canales, " la Primera" y "la Segunda", se comunicaban a grito pelau en lugar de con wasap y su única red social era la calle. Qué sencillo todo, no?
Las vecinas tenían una forma de hablar también particular... ellas te trataban casi como una hija, claro, es que nos conocen de toda la vida, y cuando te ibas a estudiar y venías el fin de semana te recibían contentas y con mensajes subliminales.... "ay!!! qué moza La Noemí!!! está más mujer!" entonces tú ya sabías que te habías echado algún kilillo de más... eso sí, para que no te fueras de hambre aparecían por casa con una bolsa de madalenas para que te las metieras en el bolso y poder sobrevivir a la semana en la ciudad.
También recuerdo a las vecinas de mi abuela, todavía más auténticas, porque alguna tenía hasta corral en casa. No hace mucho que vi a La Teresa, y la verdad me emocioné, las dos lloramos juntas recordando cuando íbamos a su corral a ver los conejillos. Qué maja la Teresa, yo la vi igual que siempre. Qué curioso, las vecinas se mantienen igual, parece que por ellas no pasan los años... aunque alguna poco a poco ya nos va dejando...
En verano, las vecinas auténticas sacaban sus hamacas y tomaban la fresca. Y mientras hablaban de las cosas de la vida, hacían punto y ganchillo, arreglaban calcetines o simplemente descansaban y disfrutaban del momento. Eso ahora se llama "mindfulness" no?
Los tiempos han cambiado, desde luego que para bien, pero no hay que olvidar lo que fueron, lo que fuimos, por eso yo aquí les hago mi pequeño homenaje particular:
La Maruchi
La Josefina
La Merche
La Pili
La Jose
La Juli
La Rufi
La Milagritos
La Luisa
La Paqui
La Milagrosa
La María
La Teresa
La Señora Librada
La Vicenta
La Aurora
La Tía María
La Lola
La Mila
La Ana
La Susi
La Isabel
La Carmen