Una ARTISTA con mayúsculas… tuvo durante unos años una tiendita de lanas y “el punto” fue su gran pasión. Abrigos, jerseys, chaquetas y chaqueticas, gorricos y manoplas, cojines y cubiertas para cama y majestuosos tapetes de punto eran sólo algunos ejemplos de sus creaciones.
¿Pero cuál era su mérito?
Su mérito era que no veía ni torta. Así es…. ni torta. Increíble verla a la velocidad con que manejaba las agujas que emitían ese suave ruidillo al chocar la una con la otra, ese ruidillo que tan familiar nos es a los suyos…increíble que el acabado de sus labores fuera tan fino y delicado mirando la torpeza de sus gordos dedos que parecían pequeños percebes gallegos.
En invierno hacía punto en el sillón de brazos de madera junto a la estufa de la sala, la cual mantenía con fuego siempre vivo para que calentara su humilde morada. Recuerdo cómo estando en el extranjero durante un tiempo me envió por correo un jersey, y cuando abrí el paquete… mmmmmmm! Respiré hondo impregnándome de aquel entrañable aroma de la estufa de su dulce hogar.
¡Y qué recuerdos el armario de las camas de la sala…! y de los cajones de aquel entrañable mueble. En el primer cajón guardaba sus labores y montones de revistas de punto. En el segundo armario, las pastas, chocolates y mantecados que nunca faltaban por si algún pequeño o grande asaltante pasaba por allí.
También hacía punto en la cocina, sentada en la mesa camilla junto a la ventana escuchaba la radio y hacía tiempo mientras la comida del día se terminaba de guisar.
En verano, sacaba su hamaca y su labor. Durante el día se sentaba en la puerta de casa y durante la noche en “el rinconcico”, la esquina en la que acompañada por el abuelo José y sus vecinos, compañeros de tertulia de las noches de verano, tomaban la fresca y veían la vida pasar.
Ay abuelita!!!
Cuánto hemos disfrutado tus nietos celebrando la Nochebuena en tu casa, sin separarnos de nuestra bolsa de colación que con cariño nos preparabas, esperando a Papanoel y jugando en la habitación de la tía donde amontonábamos ese día los sofás para hacer sitio en la sala… ahora son nuestros hijos, los que se emocionan con ese entrañable personaje cuando reciben sus regalos y los que nos emocionan a todos los demás…
Pero esta Nochebuena has estado con nosotros sin parar de hacer punto…abuela…con tus perlas y tu blanco mechón, con las gafas de gordos cristales, con la camisa del lazo y con tu labor…esta Nochebuena hemos estado contigo, has sido nuestra abuela Emilia con el punto de Miss. Geishy,
…Miss. Geishy, una nieta sin dedal que crea con el corazón.