Uno de los tesoros que guardan los años es la dicha de ser abuela. Nadie puede hacer por los niños lo que hacen las abuelas: salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas.
Las abuelas sostienen nuestras manecitas por un rato y nuestros corazones para siempre.
Gracias amatxis, amonas, amiñas, abuelas y yayas! gracias por ser una maravillosa madre con tanta experiencia.
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